miércoles, 27 de julio de 2011

Editorial de media semana...


Escribir un blog siempre me pareció un ejercicio de exhibicionismo mayor. Y también de estupidez. 

Los blogs crecen como arroz (menos el arroz Casanare que no crece echándole levadura, ni multiplicándolo por la tabla del diez), cada pelagato que siente que tiene algo qué decir monta uno, como pasó con la venta de minutos a celular y las cabinas de Internet. "Eso es flor de un día" dijeron los expertos y debían tener razón, porque el auge de las redes sociales parece que le restó brillo a lo que parecía ser un caballo del apocalipsis.

Ahora bien, el bloggerismo perdió la bendición de las inmensas mayorías debido a su mismo formato, nadie quiere leer más de 140 caracteres, como lo demostró Twitter, ni quiere esforzarse en construir un párrafo que desarrolle una idea más allá del verbo + sujeto + predicado que era la estructura básica de la oración en mis tiempos de colegial; seguramente, eso también hay que replantearlo después de la explosión digital. Ahora la frase sería algo como "Foto + comentario", por supuesto el comentario no pasa de una línea y está lleno de consonantes extrañas en mayúsculas, signos y emoticones. Por supuesto que frente a esta estandarización de la estupidez colectiva, hecha un esperanto gráfico común, que termina echando por el piso aquello de que una imagen vale más que mil palabras, el blog se refugia en ese intersticio que siempre queda en los muros del poder, espacio donde se pueden atrincherar los francotiradores ermitaños, esos que prefieren huir de Babilonia, antes que venderse a los camelleros del desierto de lo real. 

Así fue como, hastiado del pequeño espacio de Facebook que siempre decía que me sobraban palabras, y convencido de tener mi lado exhibicionista y estúpido, decidí emigrar a tierras más venturosas y montar un blog donde escribir a mis anchas, así nadie me lea ¡qué carajo!, que uno dice eso y no falta el desparchado que se toma su tiempo para fisgonear un poco lo que por ahí se escribe. A mí me ha pasado, de casualidad descubro un blog que me gusta y puedo leer una, dos, tres y hasta diez entradas de un solo golpe. Claro, parto del condicional que "me guste" y no estoy muy seguro que esta quincalla de palabras vayan por ese buen camino. 

Ahora, una pregunta que me ronda ¿de qué escribiré? seguramente de cosas que me gustan y otras que se me atravesarán por ahí. En ese sentido, creo que en este muro se verán textos sobre fútbol, cine, literatura, política, televisión, vida de barrio y otra serie de hierbas malas, que por azar se irán mezclando en mi batidora mental. 

Ahora sí: ¡Arriba el telón! .....

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