miércoles, 18 de abril de 2012

¡Gringo, Welcome!

Cuentan los que han subido, que desde la cima del Aconcagua, la verdadera “cumbre de las Américas”, casi se puede ver el continente entero. De igual manera, en nuestra reciente cumbre se vieron o se escondieron cosas más allá de lo evidente. A pesar de la ausencia de Chávez, que sigue peleado con el imperio del trópico de cáncer, en Cartagena se destaparon tres monumentos a la vergüenza nacional sobre los que vale la pena detenerse un poco: la desaparición forzada de los indigentes cartageneros, el equívoco de Shakira cantando el himno nacional y la orgía del putas que montaron los agentes gringos con las heroicas meretrices criollas.

La noticia se regó como Petro en twitter cuando se supo que los habitantes de la calle habían desaparecido de la ciudad amurallada. Además de preguntarse ¿dónde está Elisa?, los colombianos no entendían cómo se les habían volado los gamines a las autoridades de un corralito de piedra tan vigilado. Un fanático de la seguridad democrática llegó a plantear la tesis de que eso era obra de la amenaza terrorista que había secuestrado a esos compatriotas para que no se siguieran pudriendo en la selva de concreto. Otros, más apocalípticos, dijeron que seguramente se habían ahogado como resultado benéfico de la ola invernal. Alguien más sospechó que habían caído en las redes de las facultades de medicina que, siguiendo el ejemplo de una alma mater currambera, ahora estaban surtiendo de cadáveres sus depósitos ya vacíos, como si no fuera más fácil pescar los que bajan por el Magdalena. No faltó el progresista que planteó la hipótesis según la cual estos personajes, sin duda patrimonio turístico de una ciudad que los trata con el amor que uno le tiene a sus zapatos viejos, se habían aburrido de tanta playa, brisa y mar y se habían ido para pueblos con un clima más benigno, aprovechando que ahora sí se puede viajar con seguridad por las rutas de mi Colombia. Incluso alguien, no falto de morbo y recelo, llegó a sospechar que andaban en la “chiva del porno”, por lo que dentro de algunos meses se verían sus videos en la red, dando paso a un nuevo engendro audiovisual en el que se mezclaría la mejor pornomiseria de Víctor Gaviria con la pronografía explícita de Orgasmatrix. A propósito, les recomiendo esta página si quieren ver en primicia los videos de los gringos culiones.

La especulación terminó cuando Campo Elías (que sólo tiene el nombre del patriota de Pozzetto) salió a decir muy tieso y muy majo que los gamincitos no estaban muertos, sólo andaban de parranda en un fiestononón como de extraditables, bañándose en tinas exultantes de espumas aromáticos y bálsamos orientales, brindando con champaña espumosa cual jefes de gabinete y durmiendo entre almohadones de plumas. Ah, claro, y consumiendo un bazuco bien monocuco, importado de Gringolandia, gracias a las bondades del TLC. El único problema, según el burromaestre, era que se les habían colado a la rumba desechable una mano de paisas de lo más aprovechaos que se habían ido desde Medellín a hacerse pasar por gamines caribeños, sólo para disfrutar de tan jugosos beneficios que brindaba la Ciudad por esos días, algo que sería muy macondiano si no supiésemos que aquí la gente se hace pasar por desplazada, damnificada, muerta o paramilitar, si el gobierno da alguna bicoca. Mejor dicho, que por los méritos infinitos de la infancia del mesías negro y por las tiernas lágrimas que derramó en Kenia, todo lo que pedían se les ponía de papayita. En fin, el alcalde también dijo que una vez pasada la guayabera de la Cumbre, iban a desplazar a estos antioqueños ventajosos pa’ su tierra, porque ajá, cómo era posible que un cachaco como Urrutia estuviese hablando golpiao sólo pa’ tener comida y techo durante una semana. Que no había derecho, que además necesitaban abrir un par de cupos pa’ los jugadores del Real Cartagena que hace como dos años no les pagan sueldo y terminaron vendiendo partidos, después de fracasar con la venta de minutos y con el mototaxismo.

Después, el funcionario muy amablemente confesó que, además de a los profesionales del reciclaje, también habían recogido a todos los perros callejeros, a los perros calientes, a las zorras de tracción animal, a las de atracción humana, a los vendedores ambulantes y a las ambulancias, a los negros y hasta a un par de zapatos viejos que afeaban un parque. Y que si preguntaban por las putas, las habían encerrado a todas en el mismo hotel donde se hospedaban los 1.000 guardaespaldas de Barack Hussein Osama, como para que dejaran el nombre de Colombia bien en alto, teniendo en cuenta que los tipos parecían jugadores de la NBA. También comentó que se habían proscrito las neveras de icopor, el bollo e’yuca, el ron tres esquinas y la champeta, por lo cual la guerra de pick-ups sólo podía librarse con sinfonías, óperas y sonatas, para que los invitados dijeran que en Cartagena no sólo Hay Festival, sino que también hay cultura musical. Finalmente, el famoso locutor dijo que había ordenado liberar a todos los burros y a los esclavos, para que los demócratas viesen cómo llegaban hasta aquí las banderas de Lincoln. Y como acto de buena voluntad con el Papa gringo, habían extraditado al único elefante que había en el zoológico hacia un país donde el rey Juan Carlos de España puediese cazarlo con total impunidad, con lo cual se mataban dos pájaros de un solo tiro, pues el monarca se desquitaría con el animalito de la frustración por la pérdida de YPF y el emperador negro no percibiría los pasos de animal grande de los republicanos en las próximas elecciones, quienes, como es sabido, creen que el hombre no proviene del mono, sino del elefante.

Estaba dixiendo esas cosas Terán Dix, cuando salió volao a liberar a Ublime, cuya retención ilegal denunció valientemente Shakira mientras entonaba el himno patrio. Efectivamente, después que las farc soltaron a los últimos milicos, que de paso se metieron a contrabandistas de fauna silvestre, la famosa cantante exigía la liberación de este compatriota que seguía pudriéndose en algún lugar de esta otra Cartagena del Chairá. Ahora bien, algunos criticaron a la musa libaneso-gringo-argentino-española por utilizar un momento tan importante para hacer proselitismo político, pero esos mismos ya no recuerdan que ella había estado en Leticia pidiendo la libertad de otros secuestrados, o al menos que les pusieran botas para que no anduvieran por la selva con los pies descalzos. La indignación fue tal que monseñor Ordóñez dijo que ahora sí se sabía pasado esta niña, que era una loba con piel de Piedad, que ese bochorno sólo era comparable al de Azúcar Moreno cuando en un reinado llegaron a Cartagena saludando al “querido pueblo de Bolivia”. Pero yo no sé de qué se extrañan, si una de las dos cosas que más le gusta hacer a esta otra diva es intervenir himnos solemnes, los que adapta a su tierna voz para escarnio de multitudes. ¿Acaso ya nadie recuerda que el waka waka, tan celebrado por nosotros como algo original, no era más sino un plagio del himno del ejército camerunés? ¿Por qué los africanos no armaron tanta alharaca cuando fue y les cantó su versión macheteada en su propia cumbre del fútbol? ¿Acaso ella no era nuestra representación en el mundial, así como ahora es nuestra representante en el Barcelona? Mientras tanto, aunque la critiquen, a mí me parece que el acto de la niña es de un valor político sólo comparable al de los maoístas que se pasaron la década de los noventa pidiendo la libertad para Mumia y para el presidente Gonzalo en cuanta plaza encontraban.

Finalmente, cuando estábamos acongojados por no haber pasado de un mísero empate con la selección de Evo -Y eso que Juan Manuel Mourinho se llevó hasta al tino Asprilla pa’ romper la sequía goleadora del equipo, que será lo único seco con esta llovezón- resulta que la buena noticia nos la dio la Prostitución Colombia sub-17, que en una gesta gloriosa digna de la india Catalina, como aquella heroína patria y alucinógena, conquistaron a los conquistadores. Como dirían los bravos zenúes: “se los comieron vivos”. Así pues, con mucha malicia indígena, no fue una, ni fueron dos, fueron tres veces que le hicieron morder el polvo de una forma olímpica a la varonil selección USA-me. Los dejaron tendidos en el campo de fuego, expulsados en secreto y sin un mísero dolarito, porque eso sí, las nuestras les cobraron una tarifa que estuvo cerca de igualar lo que pagaron por haberse robado Panamá. En fin, eso es lo que cierto alcalde oriundo del trópico llama “la política del amor”. Los gringos tendrán muchas bombas atómicas, pero lo que a nosotros nos sobra para exportar son bombas sexuales y si alguien lo duda que busque en google los nombres de Esperanza Gómez o Franceska Jaimes, pa’ que vea porqué es que Colombia es pasión.

Lástima que lo bueno dure tan poquito, pues pasará mucho tiempo antes de que volvamos a ver escenas tan conmovedoras como la transmisión durante una hora del aterrizaje de un avión donde viene un ser de otro mundo, un animal de galaxias. Lo confieso, no pude contener las lágrimas. Y eso que ni siquiera venía en camisa guayabera. ¡Ayyy… me ericé!